jueves, 3 de abril de 2008

Lo único que sé es que te amo

“Lo único que se es que te amo”
Por: Deyanira G Quiñones H
Literatura para adolescentes

Y Berlín se encontraba sentada en la misma banca donde todo comenzó, triste y recordando todos los bellos momentos que había pasado ahí…

Berlín era una niña muy hermosa, tenía una larga cabellera marrón y unos preciosos ojos verdes, que hipnotizaban a simple vista, unos labios tan bellos y rosados que podrían opacar hasta la más linda rosa que existiera en el mundo, era una niña muy sencilla, alegre e inteligente, le encantaba jugar y ayudar a las personas; a pesar de eso era muy solitaria, era hija única y sus padres trabajaban gran parte del día, así que no podía convivir con ellos. Desde muy pequeña la habían enseñado a respetar y a comportarse de manera muy propia, sus padres la amaban y la consentían mucho, la enviaban a uno de los más prestigiosos institutos para señoritas, tenía clases extracurriculares cómo ballet, francés y de finos modales. Le encantaba dibujar, sentía que al hacerlo podía crear un hermoso mundo de fantasía donde pudiera ser ella, sin que nadie la criticara, cómo pensaba muy distinto a sus compañeras del instituto, se sentía rechazada, así que todos los recreos se sentaba sola bajo un árbol y marcaba en el papel todos sus sentimientos, era una gran artista…

Ella y sus padres vivían en una casa muy hermosa, adecuada para esa familia.
Siempre había deseado alguien con quien poder jugar y divertirse, ya que solo podía quedarse con su nana.

Un día fue al parque que se encontraba frente a su casa, estaba sentada en una gran banca cuando un niño llega y le grita:
-¡Te encontré!-
Berlín muy asustada se levanta y le dice: - ¿Pero qué haces?, yo ni siquiera te conozco-
El niño al ver la cara de asombro de Berlín se sorprendió y apenado le explicó: - Perdóname, te confundí con uno de mis amigos, porque estamos jugando escondidas –
Berlín le sonrió y le dijo – No hay problema-
El niño se sintió atraído por Berlín, y un gran interés por poder seguir platicando con ella lo invadió, y le dijo: – Bueno, me llamo Alex, soy hijo único ¿Tú cómo te llamas?-
Berlín – Soy Berlín y también soy única hija-
Alex – ¿Y qué haces tan sola en el parque?, ¿No tienes con quien jugar?-
Berlín muy triste le respondió – En realidad no, mis padres trabajan casi todo el día, y no tengo amigas para venir a jugar con ellas -
Alex – Qué mal, si quieres podemos salir a jugar algún día…-
Berlín - ¡Claro! Mañana es sábado, y mis padres también trabajan, pero hasta el mediodía, podríamos estar toda la mañana aquí, ¿Si puedes?-
Alex – Si, nos vemos aquí a las nueve ¿Está bien? ¡Así tendríamos tres horas para jugar!…-
Berlín – Ok, hasta mañana-
Alex – Nos vemos mañana -

Berlín se fue muy feliz y ansiosa de poder jugar con Alex al día siguiente, no podía esperar a contarle a sus papás lo sucedido…
Al siguiente día se levantó muy temprano para poder llegar a tiempo…
Corrió al parque y vio que Alex ya estaba ahí y le gritó - ¡Me ganaste!-

Pasaron un gran rato platicando antes de jugar, era como si ya se conocieran desde hace mucho tiempo…
Ya que Berlín se tenía que ir quedaron en que se podían ver por las tardes en el parque después de terminar su tarea…

Y así fue, llegaban de la escuela a su casa, comían rápidamente y terminaban su tarea para poder salir a jugar… En el preciso momento en el que se encontraban comenzaban a crear un hermoso mundo de fantasía, donde podían ser ellos mismos, ese momento que compartían era la cosa más preciada que pudieran tener…
Pasaba el tiempo y cada vez se hacían más y más amigos, confiaban en ellos y se apoyaban en sus mayores problemas, eran como los hermanos que nunca habían podido tener…

Pero nada podía evitar que el tiempo pasara, y que estos hermosos niños que jugaban a las escondidas fueran creciendo, poco a poco se fueron dando cuenta de que ya no eran esos mejores amigos en los que podían confiar sin que pasara nada, que un abrazo de amistad ahora significaba un gesto de amor, que ya no eran mas los pequeños niños que jugaban en los columpios, ahora eran hombre y mujer…
Y mientras crecían, Berlín se fue dando cuenta de que esa amistad que tenían se iba convirtiendo en algo más, cada vez que veía a Alex aunque fuera el mismo niño de siempre, y con todos sus defectos que conocía, la hacia sentir algo hermoso, y una gran sonrisa pintaba su rostro…
Alex, también empezó a sentir un gran cambió, se fue dando cuenta de que aquella linda niña a la que podía ver sin ningún problema se convertía en un hermosa joven, que al verla quedaba totalmente perdido en su mirada. Mas, cuando para Berlín era algo hermoso, para Alex ese sentimiento se convertía en su peor agonía, pensaba: ¿Cómo puede ser posible que sienta esto por ella?, tan solo es mi mejor amiga, ¿Por qué ahora el caer en sus piernas, después de bajar rodando por el pasto es tan vergonzoso?, ¿Por qué ahora el beso de despedida se convierte en algo más que eso?, ¿Por qué cambió?, ¿Por qué dejo de ser mi mejor amiga, para convertirse en una hermosa joven?...

Y todas las noches la mente de Alex quedaba invadida con esos pensamientos, el llegar a enamorarse de su mejor amiga lo aterraba, inconcientemente fue alejándose de ella, se portaba más serio, en el momento en que Berlín quería darle un abrazo él se lo evitaba, y sin querer lentamente destruyó esa amistad…
Berlín decepcionada decidió seguir con su vida, más no podía olvidarse de aquel niño tan especial que se había ofrecido a ser su primer amigo y con el que pasó las cosas mas maravillosas…

Ya había pasado un largo tiempo de que no se veían, más ella aún seguía pensando en él, lo único que quedaba de él eran los bellos recuerdos que tenía y su numero telefónico que él le había dado el último día que se vieron…

Mientras para Alex su vida seguía sin ningún problema, a Berlín se le estaba destruyendo por completo. A su madre le diagnosticaron una enfermedad muy peligrosa de la cual aún no se había encontrado cura, tenía constantes problemas en el instituto, ya había dejado de ser una de las mejores alumnas del salón…
Ya que a su madre la enfermedad la había obligado a dejar de trabajar, su padre tenía que gastar más en los medicamentos y para poder vivir, todos sus ahorros los tuvieron que gastar para que su madre pudiera seguir viviendo…
Berlín no sabía qué hacer, se sentía tan sola y perdida, pensaba que no iba a poder encontrar una solución a todos los problemas que se le acumulaban…
Después de muchos días de sufrimiento, su madre muere, dejando sola a esa pobre niña y a su padre, Berlín ya no podía aguantarlo más, siempre se preguntaba el porqué la vida le había quitado a dos de las personas más importantes para ella, ¿Por qué quitarle a sus dos mejores amigos?...

Su padre quedó con muchas deudas con el hospital y con todos los médicos que hicieron lo posible por mantener viva a su madre, la única solución que tenían fue vender su casa y comprar una más pequeña para poder pagar todos los gastos que se le presentaron, más Berlín no se quería mudar, no quería dejar esa casa donde se crió y donde pudo tener en vida a su madre, su confidente, su amiga… No quería dejar ese parque donde descubrió lo hermoso de una amistad…

Pero su padre no podía hacer nada por ella, ya habían vendido gran parte de sus bienes, la solución era vender su casa y continuar con su vida…
Berlín aun sin poder aceptarlo, decidió llamarle a Alex, para informarle todo lo que había sucedido mientras el se comportaba indiferente tratando de evitarla, y que pronto debía mudarse…
Alex al escuchar la noticia quedó totalmente sorprendido, sentía que todo había sido su culpa, no pudo evitar el comenzar a llorar y colgó, la ultima cosa que pudo decir Berlín antes de que colgara Alex fue el día en que se mudaba y que le gustaría verlo algún día antes de irse…
Llegó el día en que Berlín y su padre se mudarían, mas no había rastro alguno de Alex, Berlín deprimida decidió recorrer su casa por ultima vez, tratando de recordar los pocos momentos hermosos que había vivido con su madre, cuando subió a su alcoba miró por la ventana y vio el parque, una lagrima corrió por su mejilla, un sentimiento de soledad recorrió la casa, salió de ella y le dijo a su padre – Por favor, dame un momento para recorrer el parque, quisiera estar sola y despedirme de él -, su padre aceptó la petición y le dio unos minutos mientras recorría la casa para revisar si algo faltaba…
Corrió al parque y se sentó en la misma banca donde conoció a Alex, recordando todos los momentos que pasaron juntos, la alegría que le daba verlo llegar, las risas que compartieron, en fin toda la alegría que vivió ahí, todos aquellos recuerdos la llevaron a un largo suspiro y aunque trató no puedo evitar llorar, desesperada dijo – ¡Mamá, por favor, ayúdame! - , en ese instante sintió que una mano le acarició la espalda, sorprendida volteó y unos ojos hermosos y llorosos la miraban, una gran sonrisa iluminó su rostro, se abrazaron y con dificultad para hablar Alex le dijo – Perdóname, por favor, perdóname… Mi intensión no era lastimarte… pero cada ves eres más hermosa y tenía miedo de lo que podía llegar a sentir por ti, lo que menos quería era que nuestra amistad se acabara y termine destruyéndola, no se que pensar y no se que decir, lo único que se es que te amo…

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