jueves, 3 de abril de 2008

Un mundo que no es de este mundo

Un mundo que no es de este mundo.
Héctor Pelayo

Esta historia empieza en Londres, con Jony, un niño chaparro para su edad, pelirrojo, que estaba en la escuela pública 8 y se encontraba sentado comiendo en el recreo solo, porque no tenía amigos. Resulta que era el niño nuevo así que llegó con él Jimmy la chica más bonita y popular de la escuela y empezó a platicarle un buen rato. Sin saber por qué recibe un golpe en la cara que lo tira de donde estaba sentado a la tierra. En cuanto alzó la mirada para ver quién era recibió otro golpe. La directora los vio peleando y llamó a sus respectivas madres. Cuando llega a su casa cansado y golpeado su padre lo regaña y sus otros dos hermanos lo molestaron diciéndole ¨perdedor¨, débil, tonto… Va a su cuarto en el que encuentra a otro hermano que también lo empieza a molestar, entonces se va al ático y se encierra hasta que dejó de escuchar regaños y burlas y empieza a llorar y a destruir y aventar todo lo que veía a su paso. Después empezó a golpear el suelo hasta que rompe el piso y ve un libro rojo

Cuando lo abre, cae una nota semi quemada que decía: “al abrir este libro encontrarán un mundo anterior a la llegada de la oscuridad, por que yo, el defensor de esta tierra, fallé en la misión de impedir de que la oscuridad reinara, así que ahora es “tu” misión; pero tienes que cumplirla antes del quinto amanecer, sino el libro se cerrará y quedarás atrapado”.

Cuando estaba a punto de abrir el libro llega su padre para hablar de lo que había sucedido en la escuela. Él le platicó lo del pleito y la chava así que el padre le dijo: - Dentro de tu interior se encuentra un gran potencial, lo que debes hacer es encontrarlo y ponerlo en práctica.

Después se fue a dormir, se levantó y se fue a la escuela. Al final resultó un día de escuela trabajoso y muy duro. Llegó el momento de la salida y vio al tipo que lo golpeó, lo agarró, lo puso contra la pared y le previno que nunca más se le acercara a su novia.





Jony enojado se fue a su casa, subió al ático, tomó el libro, lo abrió y después vio que su entorno cambiaba. Estaba en la Edad Media, en una pequeña casa donde que se encontraba un duende diminuto. Cuando el duende lo ve, con un brinco lo tumba en el suelo y recién le pregunta: - ¿Quién eres tú? Jony le responde viene de un libro y que es Jony Dumber el duende lo ve con asombro y le dice - ¡Tú eres el nieto de Nicols Dumber! Pero él desapareció hace años, yo lo conocí, era un gran sujeto y también un gran peleador y era quién debía defender este mundo… pero falló y yo sé dónde está el castillo del Sr. Vender, el rey falso. Hace mucho, una gran batalla se libró y en la que tu abuelo combatió y perdieron, así que esa misión se te trasfiere a ti.
- ¡Pero yo no sé pelear!
- Si ése es el único inconveniente, nosotros los duendes te enseñaremos a pelear como un verdadero caballero.
En ese momento entra una niña que parecía de la edad de Jony pero con las orejas puntiagudas y toda vestida de verde y Jony siente que empieza a gustarle.
Al siguiente día despertó muy temprano para poder empezar su entrenamiento. Primero fue la lucha con espadas y le enseñaron a defenderse y atacar; después a montar caballo y atacar. De pronto cuando estaba descansando, sufre una emboscada y Jimy supo defenderse bien, pero como estaba un poco cansado, fue vencido fácilmente y lo capturaran.

Cuando entraban al castillo del Sr. Vender vio en un balcón a una bella princesa; sus miradas se cruzaron enamoradas, como si ya se conocieran. Después lo meten al calabozo. Cuando se repone, ve un anciano maltratado quien le pregunta cómo se llama. - Soy Jimy Dumber
- ¡Mi nieto! ¡No puede ser! dice el anciano loco y los dos se abrazan con fuerza.
- Abuelo, tengo una pregunta. ¿Porqué nosotros somos la esperanza de este pueblo?
- Porque nuestro antepasado era el rey de estas tierras pero él gobernaba con justicia y con sabiduría y esa sabiduría la heredamos. Por eso es nuestro deber es defender nuestras tierras y proteger a sus habitantes.

En eso se escucha una gran explosión. Era un contraataque de los duendecillos que lograron rescatarlos. Cuando iban huyendo, una flecha atravesó el cuerpo del abuelo. Mientras caía al suelo le dijo - Depende de ti ya no de mí. Y una gran luz amarilla se transfiere a Jony.
Sin explicarse cómo, entiende toda la historia de quiénes eran sus antepasados, cuáles eran sus ideales y las estrategias de lucha que constituían un secreto para todos los demás.

- Necesito pelear ya, quiero terminar con las injusticias y recuperar mi tranquilidad
- ¡Qué bueno! Tenemos un ejército preparado para marchar cuando dispongas.
Entonces, alza la mirada ve quince mil guerreros, duendes, gigantes, todo tipo de criaturas dispuestas a pelear por su libertad.
- Atacamos en el amanecer- era la mañana del cuarto día.

Al día siguiente todos estaban listos. Muchos sabían que no regresarían con vida, otros sí tenían fe. Los pensamientos que le pasaban por la mente a cada soldado mientras marchaban al campo de batalla estaban llenos de confianza y valor. Mientras se acercaban aumentaban los nervios. Ya próximos descubren que el otro grupo es de mayor tamaño que el suyo, pero no les importa. Tienen la justicia de su lado y éso les da más confianza. Los dos ejércitos corren hacia la gran batalla, que se libró como nunca antes se había hecho. Jony se abrió paso entre los guerreros para llegar al Sr. Vender porque sabía que asesinándolo era la única manera de triunfar. Cuando llega con él comprueba que solo puede derrotar a diez soldados, juntos y de mayor experiencia. Tiene el valor de enfrentarlos. Cuando siente que las fuerzas le abandonan, Jony ya exhausto, recuerda a su abuelo. Reacciona, se llena de furia y ataca sin piedad. Arremete contra el Sr. Vender hasta dejarlo sin vida . En ese instante, todo el mal se desvanece, los guerreros trinfuantes gritan de gozo y alegría.

Jony se encuentra con la duendecilla y también se abrazan. Ambos comprenden que su pareja fundará la estirpe de los seres sin maldad, libre de los vicios del poder, por los que lucharon desde épocas inmemoriales, en la que creía su abuelo.

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